El rito hispano-mozárabe

El llamado rito mozárabe, visigótico o hispánico, es la liturgia de la antigua Iglesia española que se consolidó en torno al siglo vi en la península Ibérica, en el Reino visigodo de Toledo, y que fue practicada en los territorios hispánicos hasta el siglo xi, tanto en áreas bajo dominio cristiano como musulmán. A ella se asocia un tipo de canto, que llamamos propiamente canto mozárabe.

Se sabe poco sobre el origen y la formación de la liturgia y sobre el canto asociado a ella. Obviamente, el origen se halla en relación con la expansión del cristianismo en la península Ibérica durante los primeros siglos de nuestra era. La provincia de Hispania fue una de las que más pronto fueron cristianizadas en la parte occidental del Imperio romano.

Tras la caída del Imperio romano (476), y con la instauración en Hispania y sur de la Galia del Reino visigodo de Toledo, se consolida la unidad y especificidad de la Iglesia hispana, aferrada a la tradición latina y en continua lucha con el arrianismo. La fijación y la riqueza de la liturgia hispánica queda reflejada en los cánones conciliares y en los escritos eclesiásticos, especialmente De ecclesiasticis officiis y Regula monachorum de san Isidoro de Sevilla.

Después de la conquista musulmana de la península Ibérica en 711, la vitalidad y originalidad de la liturgia hispánica se ve extrañamente salvaguardada, tanto en los núcleos cristianos que quedan aislados al Norte, como en las comunidades cristianas que permanecen bajo dominio musulmán.

A mediados del siglo XI, el rito hispánico comienza a ser suplantado por el rito romano. En 1080, Alfonso VI de León y Castilla convoca un concilio general de sus reinos en Burgos, en el que declara oficialmente la abolición de la liturgia hispánica y su substitución por la romana. Sin embargo, durante la reconquista de Toledo (1085), vuelve a plantearse la pervivencia del rito hispánico, ya que la población mozárabe de la ciudad se negaba a abandonarlo. Como concesión en el pacto de conquista, seis parroquias toledanas obtuvieron permiso para conservar el antiguo rito.

La liturgia mozárabe se ha mantenido y celebrado sin interrupción en España fundamentalmente gracias a la Comunidad Mozárabe de Toledo y al empeño principalmente de los cardenales Cisneros y Lorenzana.

A mediados del siglo XIX, la Iglesia Española Reformada Episcopal, por iniciativa de su Primer Obispo, comenzó también a utilizar para sus cultos la antigua liturgia hispana. Como valores positivos, habría que destacar, entre otros, la riqueza pastoral que ha supuesto para los fieles de la IERE el acercamiento directo a venerables textos litúrgicos con su gran fuerza espiritual; el uso de la lengua coloquial, cuando la Iglesia Católica Romana todavía seguía usando la lengua latina, y el redescubrimiento entre algunos cristianos españoles de la liturgia mozárabe y de la Sagrada Escritura.

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